A raíz de una columna de opinión de Eugenio Tironi, se ha empezado a discutir mucho sobre si el emprendedor nace ó se hace.
Cuando comienzo a dictar un curso de Empleabilidad y Emprendimiento en algún Programa de MBA, es usual también que la primera pregunta que realizan los alumnos es si “¿El Emprendedor nace o se hace?”, como si la respuesta entregara la varita mágica para emprender una idea de negocio.
Mi experiencia es la siguiente: Mi padre, además de trabajar en una empresa, tenía dos buses. A pesar de mi corta edad, los domingos a primera hora me levantaba para acompañarlo al paradero ubicado en la calle Independencia. En los recreos del colegio ponía una “ratonera” que me permitía captar las “bolitas de cristal” de los que se atrevían a apostar a ganar. Creo que le dediqué muchos días a su confección y diseño, hasta que encontré la óptima que me hizo ganar muchísimas bolitas. Más adelante, junto a mis hermanos, mi padre nos llevaba a San Felipe a comprar paltas, escobas y hasta Pan de Pascua, que nosotros vendíamos en Santiago.
Estando en la Universidad, me asocié con un amigo. Diseñamos y fabricamos unos papeleros con aro de basketball, que partimos vendiendo en la calle y que terminamos vendiendo en todo Chile a través de la primera revista por catalogo que hubo en el país.
Saliendo de la Universidad me ofrecen un buen empleo. Realicé una ascendente carrera profesional en 10 años. Luego me despidieron y ¿que hice? buscar trabajo y Emprender. La idea del emprendimiento no dio resultados y después de unos meses me empleé en una empresa por dos años. Luego un Head Hunter me ofreció hacerme cargo de una empresa familiar adquirida por un Fondo de Inversión. Trabajé ahí unos pocos meses y el Fondo no encontró nada mejor decir que no cumplía con el perfil y me pidieron la renuncia.
Las circunstancias, la necesidad, sea lo que sea, es que me transformé en emprendedor ¿Nací o me desarrollé como emprendedor? No hay una sóla variable para responder lo anterior. Pero está claro que en la naturaleza humana está la libertad, la independencia, pero para emprender como dice un amigo emprendedor, “hay que tener nervios de acero”. Las buenas ideas sobran, pero para hacerlas realidad hay que tener tenacidad y disciplina forjada a lo largo de la vida, el resto tiene poca importancia.
Mi perfil coincide con muchos de los emprendedores que hemos ayudado a ver realizados sus sueños en nuestro programa de “Mentoría para Emprender”.
Eduardo Zamora Poblete
Fundador de Pleasant Work y Pleasant College Chile